‘¿Puedo?’, ‘Gracias’ y ‘Perdona’
Cada semana, solemos comprar revistas para la consulta. Me gusta estar al día de las noticias actuales, incluidas las del corazón. Esto es una forma de comunicar con las/los pacientes y me permite sacar temas de conversación que acaban facilitando el contraste de diferentes puntos de vista.
El tema que más aceptación y gusto suscita, es el de los episodios entre las parejas que aparecen en el papel brillante. Que si una modelo se separa por “desgaste de convivencia” y la otra presentadora, que se va a casar, confiesa su “amor eterno” a su pareja, por encima incluso de su maternidad,…etc,.. Pasas las hojas de la citada prensa rosa y es como si vieras pasar también, muchas vidas de gente que conoces, amigos y pacientes, con sus alegrías y tristezas, bautizos y funerales, Con sus cambios de casa o cambios en su “look”.
Y con tanto trasiego de noticias, también leo que la receta para que un matrimonio dure son tres palabras: “¿Puedo?”, “Gracias” y “Perdona”. Medito y pienso que parece fácil. Es lo que nos han enseñado de pequeñitos. A respetar (¿Puedo?), a ser personas educadas y agradecidas (Gracias) y a ser humildes con los otros cuando nos equivocamos (Perdona).
Me imagino nuestras vidas contadas en estas revistas, Nos casamos con mucha ilusión y la vida nos va poniendo pruebas, y siempre habrá “desgaste de convivencia”. Siempre habrá que pasar página cada día, con respeto, agradecimiento y humildad. Y no siempre es fácil.
Este trimestre he tenido dos casos que quisiera compartir con vosotr@s para reflexionar:
El primero es el de una mujer joven, con dos niños, que viene a la consulta con su marido (él se encuentra incapacitado a nivel profesional). Ella sufre de mucha ansiedad. Le angustian un gran número de cosas y se evade de sus miedos con la comida. Está triste y me llama la atención que cada semana venga acompañada de su marido, y no quiere que él nunca le deje sola en la consulta mientras recibe el tratamiento. Finalmente me confiesa que tiene miedo de salir sola a la calle. Su cuerpo se había transformado en unos años y la presión de los contratiempos la estaban pasando factura.
Nos pusimos en marcha con el plan de tratamiento:
1- Tratamiento psico-emocional.
2- Establecer pautas de hábito higiénico dietéticos a seguir (entre ellas, salir a andar sola hasta la esquina a partir de la 2ª semana).
3- Tratamiento Médico .estético (Electro terapia, Carboxiterapia, Intralipoterapia,..entre otras)
Os diré que a partir de la cuarta semana ya venía sin su marido, maquillada y con una sonrisa que daba gusto verla. Esta semana ha terminado y espero y deseo que ahora sea ella la que pueda ayudar a su familia.
El otro caso es el de una mujer que ronda los sesenta de la que me asombró la caída de su rostro, en el que estaba reflejado su cansancio y sufrimiento, además de una gran delgadez. Su hijo se casaba pronto y quería verla con su faz más alegre. Desde hace ya diez años que no le presta atención a su imagen en el espejo y le da igual su aspecto. Su marido se quedó ciego a los cincuenta y desde entonces ella es la luz de sus ojos. Pero con la boda de su hijo en la mente, su conyuge se pone triste cada vez que le acaricia el rostro siente en sus dedos los huesos y los pliegues cutáneos. ¡Qué bonita historia!.
Estamos haciendo un trabajo con inductores de colágeno para mejorar esa flacidez. Y el que mejor le nota la mejoría es su marido. Le dice “¿Puedo tocar?,.. tu piel me recuerda a la que tenías hace ya tiempo. Gracias por estar mejor y perdóname por el sufrimiento que te hago pasar “.
Reflexión. Las circunstancias de ambos casos podrían asociarse fácilmente a rupturas por “desgaste por convivencia” causadas por las pruebas de la vida. Pero con su amor, su esfuerzo y algo de ayuda estoy feliz de haber contribuido a verles más felices.
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