Grandes Cambios con Pequeños Retoques

Antes de entrar en consulta, mi paciente rellena un pequeño cuestionario. Las preguntas no sólo son por salud sino que les pido que me informen de sus hábitos alimenticios, tóxicos, medicamentos y, sobre todo acerca de su estado y control emocional.  Suelo leerlo siempre antes de ver al paciente. Es una forma de jugar con ventaja  y cuando  saludo con un apretón de manos  ya sé mucho de ellos para poder enfocar el tratamiento.  Desde hace ya tiempo que, el ejercicio de mi profesión me ha dado poder dilucidar, en función de cada persona, la conveniencia de un tratamiento u otro. Existen muchos factores  que influyen y  repercuten en nuestra piel;  factores externos ( sol, tabaco, alcohol, café, alimentación..) y otros factores internos  (genéticos, enfermedades, control de emociones,..). Por eso es importante tratar al paciente de la manera más global y completa posible.

 El caso reciente que os presento es el de una paciente que venía para hacerse Toxina Botulínica en la zona superior de la cara. Tenía casi 60 años, constitución delgada, de escasa nutrición  proteínica y de carácter depresivo. Llevaba varios años  queriéndose hacer algo y no sabía. Su marido le animó a mejorar y alegrar sus facciones con “algo” Si sólo se hubiera aplicado Toxina Botulínica, no hubiera quedado contenta, puesto que lo que más  le envejecía eran sus ojeras, su flacidez del óvalo facial y su caída de nasogenianos.  En poco menos de  una hora intenté sacar lo mejor de sus facciones, escondido tras su tristeza.

No sabéis lo gratificante que es darles el espejo y que se emocionen al ver el cambio en su cara. Un cambio natural y elegante.

 El campo de la Medicina Estética ha avanzado tanto que Menos es muchas veces Más. Hoy en día con una buena combinación de   pequeños retoques se pueden conseguir grandes cambios.