La Diosa más Bella
Una de mis aficiones es el interiorismo. Es otra forma de plasmar tu gusto por la estética, pero en tu hogar. Recuerdo que de los primeros objetos que compré en el primer piso fue una escultura de la Venus de Milo para el cuarto de baño, al lado del espejo.
Hace unos meses que me cambié de casa y he colocado un cuadro de esta famosa escultura en el recibidor. Me pregunto por qué me gusta tanto…quizás por representar la femineidad y la belleza. Pero lo que realmente me impacta es que siga desprendiendo tanta hermosura y serenidad a pesar de faltarle los brazos.
Existen varias versiones del porqué de esta circunstancia. La que más me gusta habla de que su falta de brazos podría ser una señal de que la belleza no debe ser enteramente corporal sino que el alma debe formar parte de este ideal, y que su carencia física ayuda a transmitir esta visión, verdaderamente más propia de la diosa del amor y de la belleza.
Hace unas semanas se presentó en la consulta una paciente de 16 años con sus padres. Ellos me transmitieron su preocupación, porque veían que su hija no se gustaba, era infeliz y se veía como un patito feo del que se burlaban en el colegio. Su habitación era prácticamente todo su mundo y no quería salir de ahí. De entrada, consideré derivarle a un psiquiatra, pero sus padres me indicaron que hacía tiempo que su hija había sido tratada por un especialista. Me puse en marcha y tras escucharla y hablar con ella durante un buen rato. Le propuse un pacto entre nosotras para enfocar las sesiones; yo le haría algún tratamiento de medicina estética de enfoque localizado y le daría consejos higiénico-dietéticos a cambio de que ella me escribiese cada semana acerca de su estado de ánimo y de cómo seguía su plan de alimentación. Este acuerdo se complementaba con la prescripción de serotoninérgicos, fitoterapia y homeopatía con mesopuntura… Durante, algo más de un mes estuve pasándole consulta y dando apoyo psicológico conductual por teléfono, tanto a ella como a sus padres.
Se trataba de seguir el camino marcado por nuestra bella protagonista de mármol sin brazos. La adolescencia es cuando más Venus de Milo se es. Hay que esforzarse por sacar la belleza interior, porque lo que hoy parecen carencias físicas pronto podrán lucir como preciosas flores en ella. Estoy convencida de que este mensaje hay que forjarlo desde la pubertad y no olvidarlo.
La semana que viene es su cumpleaños y me ha pedido permiso para celebrarlo con una tarta muy especial hecha por su madre. «¡Claro que puedes tomar tarta!», le dije. A partir de ahora tienes que celebrar más feliz que nunca cada año que cumplas. Ya eres una diosa bella y con el alma más fuerte. Te lo mereces.
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