Valientes y únicas
Acompañada por su madre, entra María, una chica joven, alta, rubia y de mirada triste. Su madre no la quiere ver así. Ha estado años luchando contra su genética y contra el acoso ambiental al que se veía sometida. Odiaba su sobrepeso y desde los 14 años puso toda su voluntad en bajar 30 kilos de peso y lo consiguió. Su hermana mayor intento también bajarlos, y su mejor amiga, pero no han podido.
“Llevaban años burlándose de nosotros” -me explicaba-. “No queríamos salir en grupo y, ahora que yo he adelgazado, no me gusta la flacidez que me ha quedado; así que tampoco iré a la playa”.
Lo llaman body shaming (en inglés, avergonzarse por el cuerpo), o sea una nueva forma de bullying, sobre todo en las mujeres, por criticar la forma de los cuerpos de los demás. Luchar contra esta corriente pide de nosotras ser valientes y únicas.
María buscaba una mejora en su flacidez -“Doctora, si mejoro un poco ya seré feliz”. Le respondí que podía ayudarle un poco, pero hasta que ella no cambiara tu forma de pensar no estaría bien. También le pedí que ayudase a su hermana y a su amiga, que estaban peor que ella, y que no dejara que nadie les quitase la sonrisa.
Esto es lo que han decidido hacer dos grandes modelos australianas y grandes amigas. Hartas de ser comparadas por su físico, se han unido para dar al mundo un claro ejemplo de valentía que va más allá de los cánones que nos obligan a seguir. Las dos deslumbran, y unidas hacen fuerza para mandar un mensaje de apoyo a los jóvenes. Están felices -las dos-, cada una con su constitución. Las veo y son tan distintas, pero a la vez son como dos gotas de agua; transparentes y bellas, valientes y únicas.
Y eso mismo es lo que quiero transmitir, intentar cuidarnos, pero sin comparaciones, y unirnos en vez de criticarnos, para sacar la mejor versión de uno mismo